jueves, octubre 25

Miles O'Keefe es Ator, el hijo de Thor (y otras muchas cosas más...)

Como ya hemos mencionado en algún momento en este blog, fueron muchas las películas que surgieron a raíz del estreno del Conan de Milius, pero entre todas ellas brilló una con luz propia: ¡¡Ator el poderoso!! ¡¡Ator el invencible!! ¡¡Ator, el águila luchadora!!


¿Por qué? Porque detrás de las cámaras estaba Joe D’Amato (uno de los grandes la Serie B con películas gore, spaghetti western y eróticas) que se lanzó al ruedo con una de espada y brujería. Como no podía ser de otra manera, en la película aparece Sabrina Siani (que ya había debutado en Gunan y a partir de este film se deja ver prácticamente en todas las producciones de género italianas posteriores a Ator) y el que es, a partir de hoy, uno de mis mayores sexsymbols masculinos: MILES O’KEEFE.

Miles O'Keefe iba para estrella del fútbol, pero John Derek lo pilló para interpretar a Tarzan en la versión de 1981. O'Keefe aceptaría con toda la ilusión del mundo, pero rápidamente se dio cuenta de que su intervención en Tarzán (a pesar de ser Tarzán) iba a pasar muy muy muy desapercibida porque las cámaras estaban más pendientes de la verdadera protagonista del film: Bo Derek (a la sazón esposa del director). Asi que el pobre O’Koffe comenzó a replantearse su regreso al deporte profesional, pero entonces apareció D’Amato y le ofreció su gran oportunidad: interpretar al nuevo icono de los años ochenta, Ator l'invincibile.

Es de suponer que el bueno de Miles volvería a coger su papel de barbarus horríbilis con muchas ganas, pero rápidamente nos damos cuenta de que su interpretación suena un tanto agarrotada (siendo muuuuuuy magnánimos). Durante la primera media hora de la película se pasea por la aldea con un tabardo lleno de plumas de águilas, se enfrenta a los Jinetes Negros con una corona de florecitas amarillas en la cabeza y tiene más pinta de rockero ochentero pasado de vueltas que de bárbaro. Como muestra de ese dechado de virtudes interpretativas, un botón:

Que pena, ¿verdad? Pues aun más pena da ver el fragmento en donde el indocumentado de Ator acude acomplejado a su progenitor porque se ha enamorado de su hermana y el padre le anima a que se la cepille (claro, lo que no sabía el pobre Ator era que había sido adoptado y en realidad era el hijo de Thor). Simplemente por esta escena, vale la pena visionar una vez más la película.

Por cierto, cada vez que sale el oso que Ator le regala a su novia, se convierte en el verdadero protagonista del film (pobre O'Keefe, en Tarzán salió trasquilado por la Bo Derek y en Ator por un osito con cresta peliblanca). Además, está tan obsesionado con su prometida (que obviamente se la lleva el malo tras provocar la consabida masacre de aldeanos) que durante la hora y media de metraje pasa de los pivones que D’Amato le pone en su camino. Y, ojo, que no estamos hablando de cualquier mujer, estamos hablando de Sabrina Siani ni más ni menos. Pero Ator tiene la voluntad de hierro y es más casto que una beata en la misa de los domingos, y por muchas tetas y culos que se interpongan en su camino, se mantendrá inamovible en su misión de rescatar a su chica. ¡Ole mi Ator!

Otro día, Ator 2 (sí, O'Keefe no escarmentó e hizo la segunda parte, era un tío duro de mollera, qué le vamos a hacer). Mientras tanto, apaciguad vuestras ansias con la banda sonora:




By David Mateo with 4 comments

4 comentarios:

Usted perdone, caballero, pero se llama Miles O'Keefe. No vaya a ser que se enfade y venga con la espada a desfazer el entuerto :)

O que venga con el oso, que casi es peor... :-s

Arreglado. La verdad es que en cada nombre había puesto una cosa diferente.

Yo recuerdo la segunda parte con esa isla/maqueta que se va hundiendo irremediablemente y esa hechicera o lo que sea que sal enseñando el flequillo. :P

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