martes, julio 1

Lo tienes justo en el cogote...

Los tiempos están cambiando, o más que cambiando, están arrollándonos. El mundo editorial, muy cochino él, está sepultando a una serie de autores que desde hace tiempo vivían de condecoraciones impuestas por el amigo de turno y la criba está dejando en el escenario una única raza de autores: los que escriben, los que se sacrifican y los que demuestran un empeño enconado. Y no importa en absoluto el currículo literario que tenga cada cual, o la pataleta de turno del denostado. El mundo editorial es implacable, no entiende de militancias, filias o fobias. Hay quien se empeña en llamar con amargor amaters a la nueva ola de escritores que surge de la nada y, de la noche a la mañana, riega con sus libros de género los estantes de las librerías. Está claro que no son grandes escritores, pero tampoco son aficionados. Probablemente, alguno de estos «amaters» estará cobrando más que el que invoca la palabra aficionado como agravio, y lo que es más evidente, alguno de estos escritores acabará adelantándonos y se consagrará mientras otros seguimos escurriéndonos por el sumidero de la literatura. ¿Y sabéis qué os digo? Que yo me quitaré el sombrero y no podré más que aplaudir, porque la vida es un continuo Dragón Khan que sube y baja, que da vueltas y revueltas, que gira desorbitadamente y vuelve a tomar una recta a más de doscientos kilómetros por hora (alabados aquellos que no se estampan contra la pared); en definitiva, la vida es cambio y ahora también es selección.

Hace tiempo, Anika Lillo, que de esto sabe un huevo, me hizo una confesión: «jamás te fíes de los nombres, hay quien en la sombra vende mucho más que los autores que todos tenemos en boca». Y, extrapolado a la literatura de género, así es. El que está consagrado está consagrado y poco hay más que hablar. Lo cierto es que de los autores que más he aprendido en esto de la literatura fantástica es de los veteranos, que son viejos zorros resabiados y se las saben todas. Sin embargo, son desprendidos y generosos. Os puedo asegurar que a veces es más fácil obtener un relato de un autor puntero que de algún chiquilicuatre que aspira a ser rey y se queda en paje de caballero. Basta con echar un vistazo al último número de Historias Asombrosas: Elia Barceló, Laura Gallego o Pilar Pedraza. ¿Y ha sido difícil? No. Os aseguro que no. Las tres autoras, pese a todo lo que representan en el mundo editorial, pese a todo lo que han alcanzado y probablemente alcanzarán en los próximos años, demostraron una ilusión tremenda a la hora de colaborar en un proyecto tan modesto como Historias Asombrosas.

Como he dicho al principio, la sociedad evoluciona y engulle, todos los escritores somos bajas asumibles que cargamos con un punto de mira apuntándonos directamente en la sien. Nos movemos como submarinistas en un elemento que no es el nuestro: a doscientos metros bajo la superficie y con un déficit de soltura que nos hace ir lentos, muy lentos. Y es esa lentitud, precisamente, lo que nos hace víctimas de nuestro propio orgullo, de nuestra propia jactancia, porque mañana, o pasado mañana, o dentro de una semana, alguien vendrá y nos adelantará. Y nosotros tendremos veinte libros en el altillo y otros cinco en el estante de Casa del Libro, pero veremos con amargura como el novato llenará espacios verticales en las mesas de novedades. Entonces no tendremos más remedio que envainárnosla y dar la enhorabuena. Otros vendrán para decir que vivimos entre aficionados y amaters; pero no os engañéis, aquellos que ladran están en el filo de la navaja, mientras que los que vean su libro en el estante de una librería ya pueden darse con un canto en los dientes.

By David Mateo with 3 comments

3 comentarios:

Respecto a la foto me pregunto: ¿Y si el Cyborg es el de delante?
Y del post en sí, decir que como siempre (que pelota), ¡¡cuanta razón tienes!!
Unos consiguen publicar y otros no; Algunos de esos que ha publicado se quedarán atrás, mientras saltan a la gloria los demás (no muchos, lamentablemente).
Somos muchos, pero cada uno tiene su toque; su historia.
“Mi bebe" dirán algunos/as.
En fin, que la vida sigue, y mientras escribamos, que es lo que nos gusta y apasiona, ¿qué más da publicar o no? ("oooinnns" que mentirosoooo)
Chaaooo LoKos

Que bonitoooooooo!!!!
¿seré yo una de esas que toman la delantera?
Me ha encantado tu entrada. Si, ahí estamos, intentando abrirnos un hueco ¡temblad! (es broma) y, como bien dices, siempre se aprende de los mejores.
No estoy de acuerdo con mi amigo John Anthony ¿Que qué más da publicar? ¡Yo quiero publicar! Y no voy a parar hasta conseguirlo (o muera en el intento, cosa que cada día va faltando menos, pues los años no perdonan a nadie)
aixxx, ¡de ilusión también se vive!

Yo he dicho ¿qué más da publicar o no? ("oooinnns" que mentirosoooo. Pos eso chiquilla, que miento como un cosaco. Soy demasiado optimista como para creerme que me da igual publicar.
Chao

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