jueves, diciembre 11

La Sombra de Somoza

Pues sí, hoy casi mejor me callo porque un colega y amiguete, José Carlos Somoza, ha dado una lección magistral en El País de lo que es en realidad la literatura. Ante semejante reflexión, uno se quita el sombrero y aplaude.

Sobre gustos se escribe todo.

Me da la impresión de que la cultura se ha convertido, para algunos, en lo que significa el sexo para ciertos púberes: disfrutar a escondidas, avergonzados de sentir placer. Yago, el malvado más atractivo de Shakespeare, afirmaba que no había conocido nunca a nadie que supiera amarse a sí mismo. Yo creo que él, un hedonista nato, se daba cuenta de nuestros mediocres esfuerzos por rechazar nuestra propia felicidad. Nos han enseñado desde niños a contener, disimular o explicar el gusto, como si responder: "Esto lo hago porque me gusta" y quedarnos tan tranquilos, fuera ofensivo, o demasiado obvio. Y sin embargo, el gusto termina siendo el que manda. La historia de la literatura (y algunas otras) puede resumirse en el recuento de una serie de gustos privados que han logrado hacerse públicos. En realidad toda la historia humana no es sino la forma que han tenido los gustos de unos cuantos de imponerse sobre los gustos de los demás.

Sin embargo, de cara a la galería seguimos intentando explicar todo lo referente a nuestros placeres personales, elevándolos a categoría de teoría contrastada. La literatura está muy afectada por este complejo de castración intelectual. Recuerdo, hace años, un congreso literario en nuestro país en el que participaron algunos de mis colegas, donde los ponentes llegaron a declararse en contra de la literatura "como entretenimiento puro".

En principio, más allá de intentar averiguar si el "entretenimiento puro" es tan perjudicial, cabe preguntarse qué puede significar esa expresión. Si un libro no nos gusta, tampoco nos entretiene. Si, por el contrario, nos gusta, entonces también nos suscita una serie de reflexiones. ¿Acaso habrá algún lector que haya disfrutado con, por ejemplo, El código Da Vinci que nos diga que su lectura sólo le ha provocado "entretenimiento puro"? ¿Acaso aquello que nos hace pasar un buen rato nos hace tan sólo pasar un buen rato? Si de "amenazas" se trata, yo más bien creo que la más seria a la que tiene que enfrentarse la literatura en nuestro país viene del campo de la reflexión. Porque, aunque no es posible crear nada que sea "puro" entretenimiento, sí que es muy posible parir un texto que sea sólo pura reflexión, sin ápice alguno de pasatiempo: en lenguaje coloquial se llama "peñazo". No creo que sean las brisas caprichosas del entretenimiento sino la pesada ancla del "peñazo" lo que hace naufragar a los libros.

Durante mucho tiempo me ha parecido que debíamos, como autores y también como lectores, "proteger" el lado reflexivo de nuestras obras, pero es que siempre he dado por supuesta la cara hedonista de los libros. Ahora bien, si nos ponemos en plan de "adultos serios" a rechazar el "entretenimiento puro" más allá de gustos personales, creo que ha llegado el momento de dejar de lado el elogio del pensamiento y cantar los méritos de lo puramente divertido, por mucho que, como digo, esa diversión nunca sea "pura". Y por otra parte, ¿qué tendría de malo el entretenimiento absoluto, si llegara a existir?

Este afán de "castigadores culturales" viene de nuestra infancia. Tendríamos que empezar desde cero, arrancando páginas a los libros como hacíamos de muy pequeños, para poder relajarnos más en nuestra tensa relación con la cultura. Quizá así podríamos volver a considerar a los libros como verdaderos objetos de placer. Quizá sólo entonces lográramos dejar atrás, en escuelas, críticas y tarimas universitarias, tantas ansias de flagelación, de etiqueta, de explicación de por qué nos gusta algo, de por qué disfrutamos. Tantos deseos de pedir perdón por divertirnos.

Claro está, por si no lo saben, hablo de mi gusto personal.


¡¡Bravo Somoza!!

By David Mateo with 9 comments

9 comentarios:

¡Totalmente de acuerdo! Precisamente porque yo soy así a la hora de hablar de mis lecturas favoritas (unas catalogadas como literatura "de la buena", otras como rarezas -casi sería Serie B-, otras como best sellers) y no me importa lo que opinen los demás.

Cuando yo disfruto con algo, sea porque he descubierto una joya literaria o porque me lo he pasado pipa, lo cuento tal cual.

Me encanta ser honesta y no hay nada mejor que serlo con una misma para empezar a serlo con los demás.

Besos a David y a José Carlos.

Anika

Pero qué bien dicho. Se podrá decir más alto, pero no más claro.
Quitemos el corsé a la cultura en general y a la literatura en particular.
Bravo.

Que quieres que te diga David. Tu que me conoces sabes que disfruto como un enano con una libro de divulgación científica (bicho raro, ¿no?), que me parto el c... con las historias y personajes de Cerdán, o que me gusta mucho, si mucho, el Asimov de siempre.

Se nota cierto resquemor de Somoza hacia esos "castradores intelectuales". Me pregunto si habrá tenido alguna experiencia negativa concreta últimamente...

Es fundamental que gente como él se haga oír y reclame un respeto para la literatura popular de calidad. Si no, ¿qué vamos a hacer los que estamos empezando?

En vuestra opinión, entonces, ¿qué debe hacer un crítico?

Decir que el Código da Vinci es una maravilla?

Decir que el entretenimiento es una cuestión subjetiva y que, por tanto, si uno se divierte, adelante muchachos?

Yo ya no sé que pensar... Estoy de acuerdo que la crítica española es en exceso esteticista y formalista, y apegada a posicionamientos muy intelectuales a la hora de leer...
Pero, sinceramente, el Codigo de Vinci es de los libros más malos que he leido jamás de los jamases, y no hablo desde una perspectiva subjetiva, lo puedo argumentar... Situaciones manidas, personajes grotescos (un monje albino enfundado en hábitos y persiguiendo a los chachis, por Diosss), nula originalidad, plagio argumental, escasa (y mala en lo tocante a la abundantísima leyenda de Sang Real) documentación. Si se trata de un autor joven, que se abre camino, lo enfocaría de otra manera más constructiva, me quedaría con la legibilidad para concluir que puede ser entretenido para mucha gente poco avezada a la lectura y que precisa de textos planos, y bienvenido sea... Y le diría al joven autor que en el futuro traté de ser menos manido, con los personajes y tal... Ahora bien, tratándose de un autor superventas... el mensaje que yo daría es, hay cosas mejores, incluso para lectores en absoluto avezados.... No es lo mismo un whopper frío y con la salsa revenida que un Foster’s. Ahora, si usted nunca ha comido una hamburguesa....

No es lo mismo Torrente 1 que Torrente 2.

Otra opción es verlo desde un enfoque del puro producto. Explicando porque se producen estos fenómenos internacionales, sin entrar en la calité que pueda haber detras, y considerando la calidad como retorno al cliente de las expectativas depositadas en el producto. Bien pensado, tal vez sea lo mejor.

con un par de c........s, me parece genial que alguien que está ahí arriba opine así. Sí, señor. Si un libro te lo hace pasar pipa, qué venga el crítico inquisidor que quiera y que diga lo que le venga en gana...dejémonos ya de dictaduras intelectualoides. Somoza mola y David más por integrar toda la opinión en su blog. saludos...

Interesantísimas todas vuestras opiniones. De verdad. Lo bueno de la literatura es que es libre y, al final de la carrera, prima los gustos de las personas. Por encima de la imposición de los críticos y del gafapasterimo recalcitrante.
Lo bueno de vivir en una sociedad plural es que cada uno puede opinar y degustar el libro que prefiera. Y que nadie nos quite ese albedrío, por favor.
Me ha encantado llegar a casa después de currar todo el día y leer vuestras opiniones. Sois los mejores.

Yo simplemente sigo una máxima muy sencilla: Si algo no te divierte, entonces ¿ por qué cuernos lo haces?
Y en este sentido no me refiero tan sólo al placer de la literatura, sino también a todos los otros aspectos de la vida.
Además, no hay porque tomarse la vida con tanta seriedad, después de todo, nadie va a salir vivo de ella.

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