miércoles, febrero 18

El elefante que pintó el mundo de azul

Lo admito, me he enamorado literariamente de las tres peques que están en mi taller: Alba, Aislinn y Emmita. Tres miniangelitos de nueve años que, cuando no andan peleándose entre ellas, se enfrascan en la escritura de un libro titulado: «El elefante que pintó el mundo de azul». Os voy a poner un fragmento pulido y sin las inevitables faltas para que vosotros también os enamoréis de ellas:



Capítulo 1


Hace muchos años, todos los seres que habitaban el mundo eran animales. Había un elefante que estaba harto de ver el cielo, el mar, los lagos y los ríos pintados de blanco. El elefante fue a pasear por la plaza y encontró un papel colgado de una chincheta (ellas han escrito «xinxenta») en la pared del Ayuntamiento. En él ponía que el domingo se iba a realizar un viaje a Canarias, una isla tropical, y que sólo quedaba una plaza en el barco. El elefante no dudó en apuntarse y fue corriendo a que nadie le robara esa plaza. Entró por la puerta del Ayuntamiento y le dieron el billete. Cuando llegó a su casa, un iglú, se preparó la maleta. Después, a las nueve y media cenó y se fue a dormir. Se levantó a las siete de la mañana, desayunó un buen vaso de leche, se puso la chaqueta, cogió la maleta y se dirigió en un taxi hacia el puerto. Cuando llegó allí, entregó el billete al conductor y éste le dijo que fuera al camarote 210. El elefante se acomodó y después de dos días y medio llegó a las Islas Canarias. Claro, tardaba tanto el barco en llegar porque el elefante vivía en Galicia. Cuando el barco atracó en el puerto, el elefante se puso muy contento. Por fin había llegado a Canarias. Nada más bajar del barco, al elefante le dieron un folleto donde estaban apuntados todos los hoteles que había en Canarias.

El elefante decidió ir al hotel Canarias. Entró a la habitación 121 y deshizo la maleta. Se puso su chándal azul y se fue a pasear. Una vez estuvo lejos de la ciudad, miró una palmera que estaba llena plátanos y una kiwitera, y empezó a coger un montón de plátanos y kiwis. Y pensó: Amarillo + verde = azul… ¡¡su color favorito!! Regresó al hotel, lo trituró todo y creó el color azul. Después compró una brocha en la tienda de pintura y…

(Continuará...)


By David Mateo with 14 comments

14 comentarios:

¡Qué lindos que son los niños!

Y me parece muy bueno el trabajo que haces con ellos y el tiempo que les dedicas. A ver si en un futuro, estos pequeños escritores no pierden la ilusión y llegan a publicar alguna novela... Eso te llenaría de orgullo ¿verdad?

Muchísimo. Asistir a la consagración de alguno de mis pequeños saltamontes sería una de las cosas más bonitas que podrían pasarme.

Fantastico tío... HAbría que ilustrarlo y editarlo... Bueno, me esperaré al final que no sé que les eneseñas a tus alumnos... Lo mismo el elefante se encuentra al Quesadilla, lo pisa y ya tenemos el elefante blaugrana.:)

En serio, sorprendente la imaginación y, sobre todo, la lógica de los críos. El detalle de que vivía en un iglú me ha encantado... Estas son cosas que no se le ocurren a un profesional por bueno que sea.

A mi este cuento me venció desde el momento en que el elefante tarda dos días y medio en llegar a Canarias porque, obviamente, ¡¡¡el elefante vive en Galicia!!!
La explicación es CO-JO-NU-DA.

Ah sí... detallazo de calité... Se podría dar una clase perfecta explicando porque es bueno este relato (suponiendo que al final no aparezca el que te digo etc, etc..)

Me has leído el pensamiento, David. Yo también iba a comentar la parte de la duración del trayecto que me ha encantado XD. y es que tiene muchísimo sentido. Ya cuando iba leyendo, me decía a mi mismo "¿Dos días y medio? Pues si que tiene que vivir lejos". Y justo después la explicación de que es que vive en Galicia, así que es normal que tardé tanto. Buenísimo, y muy bien razonado. Lo que ya me cuesta mas es imaginarme un iglú en Galicia, pero estoy dispuesto a suspender mi incredulidad porque la historia lo merece. Muy, muy divertida y oye, muy bien escrita para niñas de 9 años.
Otro momento genial es como consigue el color azul: mezclando platanos y kiwis. Es un planteamiento tan perfecto en su sencillez que a mas de un adulto intentando escribir un cuento infantil no se le hubiera ocurrido en la vida.
No dejes de postear la continuación a la historia del elefante azul que tengo muchas ganas de saber como sigue.

A ver si las perraganas lo continúan, porque normalmente se pasan las dos horas de clase discutiendo entre ellas, pinchando a los mayores y haciendo garabatos en la pizarra. Ayer, inexplicablemente, les entró la fiebre trabajadora y les salió ésto. Espero que el libro tenga continuación.

Jo, qué bien escriben las crías de tus talleres. Si me he enganchado leyendo lo que le pasaba a este elefante.

Mira que he leído cuentos de tus talleres, pero nunca dejan de sorprenderme. Yo lo del iglú me lo he creído a pies juntillas y me ha parecido de lo más natural. El autor se ha colado un poco con la mezcla de colores para dar azul (verde + amarillo no es igual a azul; es azul + amarillo lo que da el verde), pero, bueno, se lo dejo pasar... jeje... ¡a ver cómo termina!

Sí... le pasaremos ese pequeño detalle porque son unas enanillas. Lo del iglú compensa todos los errores.
Lo que pasa es que tarde o temprano se desvelará que el elefante vive en Moncofa, donde no creo que puedan haber muchos iglús.

Vamos, ¿No te sorprende lo del iglú o que exista un elefante azul que viaja en barco y te vas a parar en una nimiedad como la mezcla de colores? Está claro que el universo del cuento se rige por sus propias normas y lógica interna ;-)

Yo creo además, que son unas excelentes ilustradoras y estoy ansiosa por ver como continua la historia.

Me encanta lo de que vive en Galicia y la puntualización de los detalles como el número de camarote y de habitación jeje
¡Qué bien te lo tienes que pasar!

Encantador, estas chicas tienen madera, y gracias a tí están cogiendole gusto a la literatura.
Enhorabuena compañero.
La historia está muy bien para crios de nueve años.

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