jueves, marzo 26

Banjos

Es una historia tonta, pero siempre me ha fascinado. La escuché por primera vez cuando era un niño, en una simulación que dieron por la tele, y esa misma noche no pude conciliar el sueño por las pesadillas. Hoy, al recordarla, ya no me causa tanto pavor —de hecho, la historia en sí tiene más de fantástico que de terror—, pero todavía me causa un estremecimiento. Creo que esa fue mi primera experiencia con una leyenda urbana que muy pocos conocen.
La historia comienza en un pequeño pueblecito que jamás existió y que se llama Banjos. Ni os molestéis en buscarlo en los mapas. Algunas narraciones lo sitúan en la zona de Barcelona, a finales del siglo XIX, aunque las descripciones no son muy explícitas, debió ser un pueblo pequeño, con jurisdicción propia, porque el protagonista de la historia suele ser un juez llamado Ricardo de Calno. Hasta él llegó un grupo de campesinos para advertirle que habían encontrado a dos curiosos niños en las montañas. El juez siguió a la muchedumbre y dio con aquellas criaturas tan especiales: dos niños verdes. Sin pensárselo dos veces, se los llevó a su casa y trató de sacarles el tinte. No tardó demasiado en descubrir que aquel pigmento de la piel era real y que los niños exhibían ese color porque habían nacido así.
Dice la leyenda urbana que los descubrimientos del juez Calno causaron mucha conmoción en toda Barcelona. Que acudieron burgueses y nobles de todo el país para examinar a aquellos críos tan extraños. El niño murió al poco de llegar al pueblo. Pero la niña aprendió a convivir con su nuevo amo. Estuvo bajo la tutela del juez durante la mayor parte de su vida, trabajando para él como sirvienta. Se integró tanto con la sociedad humana, que aprendió a hablar castellano y parte de ese color olivaceo acabó yéndosele. Al final, cuando el juez estaba en sus últimos días de vida, la muchacha le confesó que él y su hermano se habían despistado de su ‘pueblo’ y habían cruzado una extensión de tierra desconocida. Una crecida de agua acabó sorprendiéndolos y los arrastró de su mundo a las montañas que habitaban los hombres. La niña se refirió a su pueblo como una raza todavía no descubierta que habitaba bajo la tierra, sin luz, de ahí que la energía solar le causara serios trastornos.
El juez murió en paz y la niña, transformada completamente en humana, dejó Banjos y se perdió para siempre entre los hombres y mujeres de la sociedad catalana de finales de siglo.
Existen muchas versiones sobre el origen de los niños verdes de Banjos. Hay quién dice que llegaron de otra dimensión, que eran extraterrestres. Sea como sea, aquella historia vista en televisión me dejó alucinado y con ganas de saber más. Hoy ha llegado el momento de hacer mi propia versión del cuento de Banjos. No va a ser una historia demasiado larga, atiende a un encargo editorial que supongo que saldrá el año que viene o al otro. Es una historia que siempre he querido escribir y darle mis propios giros. Al fin y al cabo, muchas de las novelas que han pasado por nuestras manos beben de leyendas populares que han crecido gracias al acervo de nuestros abuelos.
Banjos no puede desaparecer de nuestra memoria. Al igual que otras muchas leyendas que nos traen habitualmente esos seudo reporteros de lo místico, debe permanecer en nuestro recuerdo. Al fin y al cabo, ¿quién sabe? ¿quizás bajo nuestros pies siga existiendo esa sociedad verde que tanto fascinó al juez Calno?

By David Mateo with 13 comments

13 comentarios:

"Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que pueda imaginar tu filosofía" Hamlet

Ahí le has dado. Además de viejos verdes, también habrá niños verdes.

No sé porque dices que una historia tan maravillosa es tonta. Suerte con el relato.

Quizás, al decir tonta, me he dejado influir por la catalogación de mis miedos infantiles más que por el sentido de la maravilla que entraña la propia leyenda. La historia, desde luego no es tonta, porque 20 años después de escucharla por primera vez sigue fascinándome.
Voy a intentar que no sea un relato. Aspiro hacer una novela corta juvenil con ella, algo parecido al susurro del bosque. Que pueda venderse fácilmente en los coles y que tenga ciertas dosis de terror.

Si os mola esa, un colega acaba de publicar uno de leyendas urbanas, donde se recopila esa que cuentas.

Ojo, la historia que tengo en mente difiere de la leyenda urbana, sino no la habría contado tan a la ligera :p

Recuerda que los niños son hermanos. Nada de sexo entre ellos, Grumm.

No, no, que es una novela muy casta.
Señora editora, si por alguna de aquellas se deja caer por este humilde blog, no le haga caso al indocumentao de arriba que no sabe lo que se dice :-)

Pues El susurro del bosque encantado tenía su buena dosis de tensión sexual adolescente, eh?

Sí que es cierto, pero era una carga muy disimulada. Al fin y al cabo, los protas de 'El susurro del bosque' son adolescentes y entre ambos se establece una conexión lógica para su edad. Aquí no son más que niños.

Ah, bueno. De todos modos no me gustan las novelas con sexo.

¡¡QUE PERRO ERES, JOSÉ MIGUEL CUESTA!!

A mí lo que no me pone es el sexo con novela, acabas arrancando alguna hoja.

    • Popular
    • Categories
    • Archives